domingo, 12 de febrero de 2012

"El Guapo"

Jorge era "El guapo". Pero no era guapo. Era algo así cómo del montón, y ni así sobresalía.
Lo llamaban así precisamente por la única cosa en la que se le podía reconocer con facilidad: su fealdad.
Y es que los apodos que le ponían al pobre chico no tenían ni gracia ni sentido.
Apodos como "Rubiales" o "Bradd" fueron los que más le duraron, pero a la vez los más suaves.
Y aunque reconocerlo esté feo, debo decir que lo suyo era sobrenatural.
Era alto, algo escuálido y el pobre tenía la piel blanquíssima.
Sus manos extremadamente grandes, y los brazos igual de largos que sus piernas. ¿Y el cuello? Ay, el cuello... si alguna vez se le notó, debía ser en un día en el que quisiera escuchar alguna conversación, como solía hacer.
Aún así, su cabeza redonda era realmente pequeña, casi catalogada como enana.
De su boca pequeña sobresalía una mala dentadura que escupía cómo un aspersor. Y tartamudeaba. Eso era horrible.
Llevaba unas gafas de culo de botella que estaban sujetas en unas grandes orejas, y sus ojos del color de la mierda de perro eran grandes y saltones.
Sus rubias cejas, o tal vez debería decir "su rubia ceja", parecía un trozo de papel rectangular, pero con pelos.
Su cabello despeinado siempre estaba sucio y desprendía grasa y mal olor.
Jorge, El Guapo, Rubiales o también apodado "Bradd", decidió canviar su fisicamente horrible persona, dejando sólo su infinitamente despreciable carácter: cotilla, entrometido y realmente estúpido, Jorge recíbia los apoos que le ponían sus burlones compañeros.