miércoles, 7 de septiembre de 2011

Viento del norte

Eso era el viento del norte.
Lo había sentido en más de una ocasión en todos sus viajes al extranjero, e incluso había tenido la ocasión de palparlo.
Pero ahora... ahora era distinto. Ahora no lo sentía del mismo modo que antes.
Antes era una liberación poder contar con su colaboración, le hacía sentir que realmente estaba haciendo lo correcto.
Pero no era así esta vez. Esta vez, el mismo viento le indicaba que no hacía lo que debía hacer. Que no viajaba para satisfacer a los demás, si no para satisfacerse a ella de un modo incorrecto.
Mario, su marido, le había pedido que no viajara más. Paúl, su hijo de apenas 9 años, le había no dicho, si no rogado, que se quedara en casa. Pero el problema era que ella no quería.
Ella quería volver a sentir el frío viento que se adentraba en su cabello y lo hacía flotar en el aire, quería que le acariciara la cara y le hiciera sentir que todo su cuerpo estaba helado. Ella quería ir al norte otra vez para encontrarse con ése viento.
Para ella, era cómo su razón de existir.
Viajar al norte y descubrir que nunca se hace de noche, o que, al mismo tiempo, nunca se hace de día. Ver parajes vikingos que no podría ver si se quedaba en casa.
Por ese motivo habían discutido esa noche: por el viaje que quería hacer a Suecia en las siguientes dos semanas.
Y ella estaba furiosa debido a la falta de comprensión de Mario y de Paúl.
Bueno... a su hijo no le podía culpar demasiado porque sólo tenía nueve años, pero que, al mismo tiempo, no lo entendiera, la enfadaba.
Entonces las cortinas que colgaban de la ventana se adentraron hacia la habitación, y dejaron pasar un aire helado.
O más bien dicho, al viento del norte.
Y entonces lo comprendió: comprendió el por qué no debía hacer ese viaje.
Era por su familia, que le pedía que se quedara en casa y sintiera el frío des de su propia cama.
Sonrió para sí misma mientras se dejaba mecer por un aire suave y helado que, poco a poco, la iba adormeciendo.
Podía sentir el viento de norte desde su propia cama. No necesitaba viajar a Suecia.

1 comentario:

  1. Voy a sonar cansina de tanto repetir que me encantan tus historias...

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