martes, 7 de septiembre de 2010

Las tinieblas de la noche: Y dijeron basta

Mientras Eduardo dormía, y mientras los chicos y chicas del equipo de rescate se torturaban pensando si debín tomarse en serio la nota dejada en el retrete y los pinchazos de los coches, una sombra vagaba sin aún un rumbo concreto.
"Que le den al mundo. Que les den a todos", pensaba.
Y aunque supongo que no hace falta que lo diga, esta alma se llama Damian, y es un montañero que se perdió hace unos cuantos días sin ser encontrado. Él no queria perderse, porque hay gente a quien le gusta perderse en la montaña.
Y sigue vagando, sin ser conciente de que le observan. Y le molesta andar por andar, porque no se quiere sentar, y porque no le gusta descansar demasiado. Descansa cinco minutos y se levanta para seguir, para seguir siendo una alma vagabunda entre los prados...

El sillon cojió hasta la forma de Eduardo del tiempo que llebava ya tumbado, sin hacer nada, sin pensar en nada... salvo en volver a su casa con su familia. Y comer un plato de sabrosos espaguetti cocinados por Elena. Pero no... un montañero se perdió hace dos semanas y deben ir a por él. Pronto lo darán por muerto si no aparece en poco tiempo...
Menuda mierda les habia tocado! No queria buscar a gente como esa.
Y entonces, en sus mentes, se abrió la lucecita que decia que eso era una estupidez, que debian continuar con sus vidas sin pensar en los coches. Ya lso llevarian al taller.
Se terminó la tontería, se marchaban con los coches del refugio y ya. No les daba la gana de esperar toda la noche alli para tener confianza en bajar andando.
Eran fuertes y se valian por ellos mismos.
El chico que habia habia sacado la nota del retrete, o que se suponia que lo habia hecho, empezó a tener miedo.
-No, chicos, no podeis iros. ¿Y la nota?
-Nos largamos Juan. Tu haz lo que te de la gana, pero yo creo que esto nos ha afectado ya demasiado.
Y se fueron con os jeeps hacia su casa. Y se fueron con los jeeps, a la sombra del bosque. Y una vez estas en la sombra, ya no encuntras el camino.
Debieron creer a Juan.

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