viernes, 3 de septiembre de 2010

Las tinieblas de la noche: El mirador

El valle era un lugar precioso, con grandes pinos que emergían de las montañas como dispuestos a alcanzar el cielo, pequeños riachuelos escurridizos entre las hierbas y los animales que iban y venian como si estuvieran en un centro comercial; algunos cojian nectar de las flores para hacer miel, otros bebían, pero sin bajar la guardia y muchos otros jugueteaban alegres en los prados verdes. Nadie creerí que allí, tal cual, aparecería un cuerpo mudo de espanto, y temblando de miedo.

Eduardo andava esa tarde con cuidado por el camino. Esa noche iba a caer una buena y aún no havian encontrado al montañero perdido.
Suspiró. Odiava buscar a gente imprudente. Si por él fuera, lo dejaría estar y volvería con la gente a la que ama. No perdería el tiempo en gente que se va de excursión aún sabiendo que hay peligro de desprendimientos y fuertes lluvias.
Todos los equipos de rescate estaban buscando a ese hombre des de hacía casi dos semanas ¿Como no le habian encontrado? La única explicción que le encontraba era que el montañero lso estuviera esquivando habilmente.
"Si, claro, ¡y ya de paso que una fuerza misteriosa le absorvido al submundo!", pensaba, mientras subia por en sendero que daba al mirador.
Entonces, fue cuando sintió una rafaga de viento muy fuerte y se retorció de frío. Cuando abrió los ojos, vió ante si un paisaje formidable; se veían todos los senderos del valle y, uno a uno, fue distinguiendo a los coches de sus compañeros registrando la zona.
Estaba ya anocheciendo. Debería ir bajando para la central e informar de la zona registrada.
Y fue bajando poco a poco, hasta llegar al todoterreno.

2 comentarios:

  1. En esta entrada has utilizado un estilo un poco distinto para escribir. Tenias ganas de hacer esta entrada y te ah salido bien.
    Me gusta, pero antes de que escribas la siguiente parte, porque es evidente que hay otra, te recomiendo que cuando lo hagas tengas ganas de escribir.
    Para mi, una de las mejores entradas de tu blog.

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  2. Gracias por tus comentarios Sara. Sí; enscribí esta entrada con ganas.
    Saludos, Anairda

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