Mark miró hacia atrás una y otra vez mientras corría por el pasillo. Tenía la desagradable sensación de que le observavan, desde alguna parte. Pensó en la Sra. Jets por un segundo y luego descartó la idea.
Tropezó con Elena torpemente y ésta le soltó un buen reproche.
Mark se paró en cuanto se dió cuenta de quién estaba esperando en la purta con una pelota de fútbol: Dian.
Dian era su mejor amigo y se habían retado varias veces en algun que otro partido del colegio.
Y Mark se paró, le saludó y aplazó la disputa para el proximo patio, puesto que querí comprovar si, pese a todo, la Sra. Jets no estaría en peligro o fuese ella la peligosa.
La sensación de incomodidad la había traido consigo desde primera hora de la mañana.
Su, vida, llena de sobresaltos, le preparaba otra gran sorpresa que nadie podria sospechar jamas, nadie, excepto el destino.
[...]
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