Una carta para un monstruo

Dentro de la habitación no corre el aire, pese a que fuera hace un viento terriblemente fuerte.
Elena sabe lo que se propone, y se dirije al estante con paso firme. Aunque con un poco de miedo.
Con mano firme saca el cuaderno de matemáticas y lo abre por la última página y empieza a escribir. No escribe porque es su afición, ni porque se lo manden. Escribe con el proposito de alejarse de un monstruo.
Pasa una hora i la montaña de papeles arrugados que sobresale de la papelera no deja de crecer.
"Pese a todo, yo le quiero", piensa Elena.
Otro más.
"No, no le quiero, es una persona monstruosa", se dice de nuevo cojiendo otro papel.
Pronto se da cuenta de que el cuaderno ya casi no da más de sí y lo deja en su sitio.
Antes de nada, debe saber si en verdad hay otra o si le quiere a ella, pero ella no le puede hacer feliz con lo que es.
¿Por que no puedo dejarle si ha arruinado su vida?, se dice, ¿Serà esto a lo que llaman...violencia machista?
No, Carlos no puede ser así, no puede ser una persona tan despreciable. Lo único que pasa es que él necesita que ella le comprenda y le haga feliz.
¿Y ella en canvio que recibe?, piensa. Descarta la pregunta rapidamente porque no quiere gastar más cuaderno del que necesita y se echa en la cama, mirando al techo.
Pronto ve lo que los demás veían desde el mismo momento en que empezaron a salir: había canviado y estava siempre más triste. No había remedio para ello.
Se levanta, coje el papel de el cuaderno de matmáticas y escribe todo lo que piensa de un tirón, sin borrar nada, y cuando termina la pone en un sobre.
Al día siguiente, pone la carta en la taquilla de Carlos y se promete no ceder ante su súplica o reacción violenta. Y funciona.