miércoles, 4 de agosto de 2010

En la mente de un asesino

Hoy no iba a pasar ningun mendigo por la zona, asi que tendria via libre hacia el auditorio sin qeu nadie le viera.
Anduve hasta tarde por la zona, pero no vi a nadie sospechoso que pudiera hacer mi trabajo por mi, asi que me hice a la idea que no tendria otro remedio.
La solista entraria en escena en pocos minutos y yo tenia que desconectar la camara de vigilancia y matar silenciosaente a los guardias para colarme dentro del teatro.
Bufé, alezé la vista al cielo y rezé, como hacia siempre, para que Dios viese que no hacia lo que queria, que hacia lo que "querian". Aunque no me funcionava muy bien.
No pasaba ningun desafortunado mendigo, ni una persona estaba ya en la calle, y yo e dirigí a mi objetivo.
Fue fácil, y sencillo. La camara era de las viejas que havian usado en ese teatro y apenas tuve que pulsar unos botones para romperla. Luego, fui hacia la cabina discretamente y saqé el silenciador y la pistola. Lo siguiente que hice automaticaente fue apuntar con discrción des de un escondite y disparar a los 2 vigilantes. Luego, guardé la pistola y el silenciador en su sitio, entre el abrigo y la camiseta.
Entre rápido y al parecer nadie me vió.
Entonces me situé entre las gradas, en el rincón mas escondido y enos vigilado, al que menos gente haria caso y con algo de suerte, ninguna.
Saqué el silenciador por una abertura del abrigo que hice especialmente para estos casos y disparé en el momento de los plausos. Lo guardé todo, me quité el abrigo y todo lo que se pudiese haber manchado de polvora y lo hice un boñigo a los pies del asiento del de al lado. A continuación me quité la cara falsa y me la puse en mis partes y luego fueron los guantes, tambien con la careta.
Me senté a otro asiento tan rapido como pude y no levanté sospecha alguna.
Esa noche, matar a una persona, fue demasiado facil.

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