martes, 17 de agosto de 2010

La mañana de Andrew

Lo aryos de sol rozaban la piel palida de Andrew una mañana de 4 de noviembre aparentemente tranquila. Él no se daba cuenta, pues seguía dormido.
Aroa se habia levantado ya para desayunar y los niños estaban en sus habitaciones. Aroa sabia que estaban ya despiertos y que estarian haciendo el tonto antes de despertarse.
"Normal, yo haria lo mismo", pensó.
Andrew se levantó sobre las once y se duchó con toda traquilidad.
"Necesitaba una buena ducha. Llevo unos dias muy malos.", pensaba mientras el agua mojaba su cabello.
En cuando se secó, Andrew no pudo evitar tumbarse al sofa a ver la TV, sin desayunar.
-Te parecera bonito, levantarse para tumbarse en el sofa. Yo aqui trabajando y tu sin pegar ni clavo!
-Aroa, ¿Como que no pego ni clavo? Si estoy toda la semana trabajando! Me merezco un domingo relajante como...
-Acaso yo no trabajo en la oficina? Acaso yo no e cuido de los niños? Acaso no me encargo de la casa?
Andrew se quedó parado. No le gustaba esa faceta de Aroa.
Él tenia en la mente que trabajo solo era lo que hacias para ganar dinero. Aroa le abría una puerta que, como siempre, le conduciria hasta la aspiradora. Y lo hizo.
-Gracias.- Dijo Aroa al ver que se dignaba a cojer la aspiradora.
Andrew sabia que esa mañana era, como de costumbre, la mañana de limpieza. Y no podia resignarse.
Aroa era quien cocinaba en la casa, y él no tenia la menor idea de nada. Aroa no podia fiarse de él para vigilar el orno ni nada parecido, asi que mientras Andrew pasaba la aspiradora, Aroa preparaba unos canelones la mar de deliciosos.

Otra mañana de domingo cualquiera en casa de Andrew y Aroa.

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